EXCURSIÓN  A  ATAPUERCA   (28-10-2025)

Acabamos de llegar de la interesante visita al famoso yacimiento arqueológico de la provincia de Burgos. Si te gusta la Historia, aunque sea un poquito, y te encuentras con una oportunidad como la que ofrece la Asociación de Familias de Deusto, no hay que dudar. El martes pasado, día 21 de Octubre, para ir abriendo boca asistimos a la conferencia impartida por Josetxu Villacorta en el Centro Cívico, con el título “Cuándo llegamos a ser humanos”.

Vemos densas nieblas en la provincia de Álava pero gozamos toda la jornada de muy buen tiempo. Eguraldi ederra, zorionez. Justo una hora después entramos en la provincia de Burgos. Y una hora más tarde llegamos a las instalaciones de la “Fundación Atapuerca”, tras atravesar el pueblo de Ibeas de Juarros.

Somos más de 40 viajeros, y tenemos la suerte de que Álvaro se convierte en nuestro guía. Nos informa de que es arqueólogo y nos gusta por lo bien que explica una serie de cuestiones que, de otra manera, a mucha gente se le haría pesado al cabo de un rato. A él da gusto oírle. Es ameno y hasta gracioso.

Algunas de las informaciones me sorprenden. En el Paleolítico nuestros antepasados normalmente no vivían en cuevas, sino a la intemperie. Ellos eran nómadas, si hallaban una cueva la utilizaban como refugio temporal. En este lugar ha habido ocupación humana durante 1.400.000 años, con cinco especies humanas distintas. Brutal. Hubo que revisar todo lo que se conocía hasta entonces sobre presencia del “hombre primitivo” en Europa.  Aquellos humanos iban desnudos.

Los arqueólogos solo trabajan en torno a 6 semanas al año, por razones de organización de su trabajo. Al menos en Atapuerca.

Y hablando de este topónimo, nos confirma que es de origen vasco. “Ate – Puerta”, convertido al final en el que conocemos hoy. Esta repetición de topónimos es fenómeno universal conocido. Verbigracia, la Val d’Aran (el Valle del Valle) en Lleida, o el Estrecho del Bósforo en Turquía (el Estrecho del Estrecho, en turco). Y hay más por el mundo con esta estructura. Tiene sentido porque esa zona, el corredor de la Bureba, es una “Puerta” que comunica los valles del Ebro y del Duero. Evidentemente rechazamos de plano por absurdo que Ata Puerca quiera decir Amarra Cerda, o algo parecido, para designar un territorio.

Llama la atención que hubiera humanos en esta región, porque no se ve rastro de río, lago…, no se ve agua. Pero es que hace cientos de miles de años, el río sí que pasaba muy cerca de este yacimiento. Con el paso de tanto tiempo ha ido modificando su curso alejándose de la zona.

Llegamos al estrecho pasillo que se denomina la Trinchera del Ferrocarril, pues fueron los trabajos para trazar un ferrocarril minero, con voladuras a base de dinamita, los que dejaron al descubierto los primeros restos a principios del pasado siglo.

Siguiendo dócilmente el protocolo, nos colocamos todos un casco blanco sobre nuestras cabezas y llegamos a la conocida “Sima del Elefante”. La pared tiene 20 metros de altura. En principio fue un rinoceronte el primer animal que se precipitó en ella. Pero luego siguieron elefantes y demás fauna de la época. Y continúa Álvaro: aquí buena parte del trabajo es a base de pico y pala. Pero cuando vienen los de la tele nos ponemos con los pinceles, en plan exquisito (risas del grupo). Nos cruzamos con bulliciosos grupos de estudiantes también de visita al yacimiento.

Más cosas que no sabíamos. El Carbono-14 no sirve de 60.000 años hacia atrás. La cronología la establecen gracias al análisis de los estratos (con restos de animales, por ejemplo.)

Y seguimos caminando por esta Trinchera. Ahora llegamos a la “Galería y Covacha de los zarpazos”. Rotundo nombre. Observamos claramente los diferentes estratos. Los de color negro corresponden al guano (la m…) de los murciélagos. Esta cueva constituía una trampa natural para los animales, que luego caerían para ser devorados por los hambrientos Homo Antecessor de la época. Él nos ha mencionado concretamente a los ciervos, como víctimas de esta trampa. Solo uno de los homo adultos de los aquí hallados llegó a los 50 años. Todos los demás murieron más jóvenes.

Por último nos detenemos ante la “Gran Dolina”. En este lugar aparecieron los primeros restos del Homo Antecessor (Hombre Explorador, en latín), de hace 850.000 años. Practicaban el canibalismo, pero no tenemos más información al respecto (si formaba parte de un ritual, o era una fuente de alimento más…) Nos muestra la imagen de una mujer joven y morena como tatatarabuela nuestra en Atapuerca.

Ha mencionado más de una vez al hombre Pre-Neanderthal y le pregunto si es lo mismo que el género Heidelbergensis. Complicado de responder. No es exactamente lo mismo pero sí que tienen mucho en común. Al menos es con lo que me he quedado de su explicación.

Acabado este recorrido, ahora nos acompaña para explicarnos sobre el terreno actividades tan vitales para aquellos humanos como el arte, la caza y el fuego.

Álvaro nos hace una demostración de cómo utilizaban unos canutillos para, soplando por un extremo, producir una pulverización, o spray, para formar sobre la roca figuras geométricas elementales o manos, por ejemplo. Después nos dirigimos a otro “set” donde nos cuenta cómo cazaban aquellos humanos, cómo elegían su presa. El recurso de hacer que se precipitaran por alguna sima para que murieran y poder comerlas… Nos ha mostrado lanzas y flechas (nadie se ha animado a probar a lanzar estas armas) y hemos comprobado lo efectivo que era el propulsor a la hora de arrojar las lanzas. Al hacerlo de esta manera, volaban con mucha mayor precisión y bastante más lejos. La caza era una actividad comunal, implicaba a toda la ¿tribu?, les iba la vida en ello. Ya habíamos dejado de ser simples carroñeros.

Y lo que más nos ha impresionado a todos, la facilidad con la que, en otra cabaña, nuestro guía ha conseguido hacer fuego, primero frotando dos piedras (importante, que una de ellas fuera Pirita) y después con dos palos y un pequeño arco. Le hemos aplaudido con ganas. Intensa, productiva y muy interesante visita.

Y dejamos el yacimiento para dirigirnos a la capital, a comer. Ya es hora y nos esperan en el restaurante, sito junto a la famosa catedral gótica, la primera de España. Y para ir abriendo boca, morcilla, no podía ser otra cosa en esta ciudad. Luego chorizo y una rica sopa castellana. Seguimos con unas chuletillas de cordero y de postre, helado de chocolate. Para mí, todo bien (soy omnívoro, como de todo y disfruto con la comida).

Dado que tenemos tiempo hasta la cita en el Museo de la Evolución Humana, compro unas morcillas en una de las tiendas especializadas de la capital burgalesa, y saboreo a continuación un descafeinado con leche en una terraza.

Ya en el Museo, impresionan sus dimensiones nada más entrar. Tiene cuatro plantas y solo me pierdo la más alta, la cuarta, desde la que se admiran unas vistas preciosas de la ciudad, según nos cuenta la empleada que nos recibe. Luego cada uno se organiza la visita a su medida, vamos coincidiendo aleatoriamente con unos y otros, o arrimándonos a grupos donde el guía va dando explicaciones. Algo de carroñeo creo que tiene esto también…

Y c’est fini.  Dos horas después de arrancar el bus en el centro de Burgos, llegamos a la República Independiente de Deusto, donde nos despedimos con un “Hasta la próxima…” Pues eso.

cronica escrita por Josu  Hormaetxea Urkullu

 

 

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